lunes, 22 de diciembre de 2008

CARTA AL PEQUEÑO DYLAN AXEL

Hoy te es escribo pequeño Dylan Axel esta breve carta como un regalo de navidad. Quizá no la entiendas aún (no estoy seguro de ello), pero algún día comprenderás el propósito. Gracias por llenar de ternura mis días. Miro tus ojitos y puedo sentir la vida en su plenitud. A veces quisiera que nunca dejaras de ser niño. Los adultos nos deshumanizamos con facilidad. Llamamos madurez, formalidad, corrección, seriedad, etc. a la petrificación de nuestra espontaneidad y de nuestros sueños e ideales. Naciste unos días antes que el Mesías iluminando maravillosamente mi corazón. Contemplando tu inocencia, has logrado que vuelva a creer plenamente en Dios y eso es lindo. Te cuento que te puse Dylan, en homenaje al gran Bob Dylan a quien pronto escucharás. Axel fue el nombre que eligió tu buena y linda madre y significa “Recompensa del Cielo”. No creo que existan palabras que te definan mejor. Te cuento una anécdota. Estuve jugando mucho contigo y al día siguiente te pusiste malito. Me culparon de haberte “ojeado”, pero sólo quería que sientas mi emocionado amor. Sin embargo hay cosas difíciles que debo contarte. Los adultos somos torpes. Hemos instaurado gigantescas redes de egoísmo y corrupción y el resultado es un mundo contaminado y lleno de desigualdades y de violencia. Ahora mismo, mientras algunos multimillonarios celebran, hay niños como tú (es duro decírtelo) que mueren de hambre y de enfermedades. No odies a quienes, pudiendo dar, no lo hacen pequeño Dylan Axel, la mayoría de ellos son tremendamente infelices. Hay algunas cosas que te aconsejaré a pesar de que yo no he sido precisamente un modelo en ellas (no puedo mentirte). Sin embargo, cuando crezcas, estudia la vida de los grandes hombres y mujeres del mundo para inspirarte en ellos y ser una persona virtuosa. Prepárate y entrega lo mejor de ti para ayudar a los más necesitados. Da amor sin pedir nada a cambio y evita en todo lo posible lastimar a los demás. Cultiva la sensibilidad y practica o frecuente el arte. Es muy buena para el alma. Ahora Pequeño Dylan Axel vamos a orar (yo te enseñaré) porque es navidad y Dios está feliz.