viernes, 13 de noviembre de 2009

NUNCA ENVEJEZCAS DYLAN AXEL


No pierdas la alegría pequeño Dylan Axel. Crece, pero no envejezcas. Te lo diré de una forma que lo entiendas, aunque creo que los niños entienden mucho mejor que los adultos. Se trata de no dejar anidar el resentimiento y la amargura en tu corazón. Por ejemplo, hoy tu mamá y yo reñimos porque cuando uno es grande se vuelve tonto. No acepta sus errores. El orgullo lo lleva a la simple disyuntiva de ganar o perder, ignorando que la humildad y la sencillez son hermanas de la sabiduría. Por ello no envejezcas Dylan Axel. Con los años todos a tu alrededor lo harán. Adoptarán actitudes serias y ceremoniosas para todo, como si la lucidez de una persona se midiera por sus duros gestos. No saben que cuando jugamos divertidamente, soy yo quien aprende más de ti. Quizá debas de tener un poco de cautela con nosotros los adultos porque nos creemos sabios y pensamos que los niños no saben nada. Nos llenamos la boca con palabras enredadas que al final no dicen nada, y más bien ponen en evidencia las tinieblas de nuestro entendimiento. Finge estar de acuerdo en todo, pero sin que lo noten, ríe de su patética “madurez”. Cuando uno se hace adulto se complica la vida a más no poder. Aprendemos cosas feas como auto lastimarnos por hechos sin importancia. Nos agredimos con palabras duras para después arrepentirnos de lo que decimos ¿No seremos tontos por actuar así? Nos volvemos duros de corazón y la soberbia ensombrece nuestra alma. Es aburrido volverse viejo Dylan Axel. De tanta “responsabilidad” nos petrificamos tornándonos tristes. Pero no es una melancolía romántica y luminosa de la que emerge poesía, sino una dureza oscura y estéril. Como si todo el tiempo estuviéramos tomando un jarabe amargo (de esos que no te gustan) que termina dejándonos hondas heridas y fétidas llagas en el espíritu. 
Finalmente hijo mí, ten cuidado. Si un día cualquiera sientes que has herido a alguien, significa que la vejez te quiere atrapar. No lo permitas. La maldad es uno de sus  excreciones más detestables.  Somos rápidos e inclementes para agredir y lentos y mezquinos para perdonar. Sólo por este motivo no deberías envejecer Dylan Axel. Adáptate al mundo de los viejos, pero nunca pierdas la inocencia y la alegría. No temas abrazar a quien ames y conserva siempre esa traviesa sonrisa. No imaginas a cuantos desalentados colmas de alegría...

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