jueves, 31 de diciembre de 2009

EXQUISITECES AMOROSAS


El aroma a jabón fino hoy me transporta a las imperecederas noches de amor en lujosos hoteles (no pagados por mí), que fueron tal vez, lo más sofisticado que viviré por siempre. Cuando sé es joven y las ansias apuran, cualquier lugar es bueno para entregarse al más apasionado goce. Sin embargo con los años, cuando hacer el amor se vuelve una elevada ceremonia, aumenta el refinamiento y hasta los detalles más ínfimos cobran significado. No es lo mismo un jadeo desenfrenado que una voz que susurre tu nombre con refinada ternura. Las fragancias, las tersuras, y sobre todo los gestos dan a cada encuentro el estatus de único e inolvidable. Esos momentos hay que saborearlos segundo a segundo. Por ello no se debe apagar la luz para contemplar embelesado el cabello, la traviesa y dulce mirada, los sensuales labios, y la piel de la amada que enceguece con su brillantez y perfección. Con los años uno aprende también, el maravilloso ritual de compartir una tina o una ducha. El agua corriendo por todo el cuerpo da un embriagador encanto inútil de resistir. De esos instantes precisamente ha quedado tatuado en mi alma el aroma a jabón fino que hoy me saca del presente llevándome a muchos veranos atrás. Con los años también se aprende a deslumbrarse contemplando una lencería fina que envuelve el tesoro insinuante que acrecienta las ganas de amar por completo. No se trata de dar rienda suelta a los impulsos del cuerpo, sino de sentir en los labios y en las manos cada centímetro de la piel del ser amado. Quizá lo afirmado puede parecer artificial o frívolo, pero cuando no se tiene prisa, pues la doncella ya no tiene que llegar temprano a su casa, se puede preparar una imborrable jornada amorosa que abarque todo un fin de semana (con sus días y sus noches). Una buena película, una suave y melódica canción, y sobre todo una tierna y divertida plática forman los necesarios intervalos entre uno y otro ritual. Cuando se llega a esos niveles de exquisitez amorosa, sólo debes preocuparte en responder a las expectativas de la especial ocasión, pero como todo lo gobierna el cerebro, es decisivo despojarse de temores e inseguridades para tener el ánimo y todo lo demás en su más alta cumbre. Definitivamente el amor es un arte y lo descrito aquí es sólo un buen intento de aspirante o aprendiz de artista.

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