jueves, 23 de junio de 2011

MUJERES BELLAS Y HOMBRES RUDOS

Hace poco leí que un estudio científico había revelado que la mayor parte de las mujeres bellas se sienten atraídas por hombres de aspecto rudo y agresivo (recalco lo de aspecto). La hipótesis planteada para explicar dicha predilección era de origen genético. La mujer de las cavernas descubrió que uniéndose a hombres fuertes, agresivos, temerarios, se sentía más segura (ella y sus hijos).

Esta milenaria herencia ha sobrevivido a lo largo del tiempo, manteniéndose en el plano inconsciente (por no decir instintivo). Esto explica, en mi opinión, que en ambientes particularmente violentos y peligrosos, los matones y jefes de pandillas más avezados tengan consigo a las mujeres más hermosas.

En otros ambientes, no precisamente pandillezcos, la competencia entre los "machos" se da por el éxito, principalmente económico, social, y político. En otras palabras las mujeres de estos "niveles" se sienten atraídas hacia el poder y hacia la popularidad (en el plano inconsciente), pues asumen que ahí encontrarán protección y seguridad.

Consecuentemente, las reinas de belleza, las modelos, las actrices, las bailarinas, en general las mujeres bellas, se casan con gerentes, altos funcionarios y artistas famosos. Claro que de vez en cuando alguna historia romántica rompe el esquema, pero precisamente, la excepción confirma la regla. Y es que es imposible negar que casi todos los hombres somos capaces de las más grandes locuras por una beldad.

Los feos y los débiles hemos inventado otras formas de llamar su atención, de conmoverlas para poder conquistarlas. La palabra es una de ellas (mi cómplice laptop me guiña el ojo). En verdad nos costó siglos cultivar su sensibilidad. Es después de la edad media en que se impuso el romanticismo y las mujeres (bellas y no tan bellas) se hicieron vulnerables a la poesía y a otras expresiones de amor. Sin embargo, lo cultural no puede competir con lo genético. Inevitablemente, la belleza va a seguir acatando el mandato de sus ancestros, sencillamente para procrear hijos sanos y fuertes y así preservar la especie.

Por ello, hay que detenerse un momento la próxima vez antes acusar a las mujeres lindas de interesadas o convenidas. Lo cierto es que lo que gobierna sus sentimientos está firmemente tatuado en los laberintos más sólidos de su psiquis. Entonces, la máxima aspiración será encontrar hombres que aseguren la perpetuidad de la raza humana. De no haber sido así ya habríamos desaparecido, víctimas de las fieras.

De ahora en adelante trataré de mentalizarme para no obsesionarme por las mujeres bellas. Después de todo, ¿quién podría vencer a la dictadura de los genes? (quizá algunos perdidamente románticos)…

No hay comentarios: