miércoles, 22 de octubre de 2008

LA VERDAD TAMBIÉN LASTIMA

La película “Closer”, además de mostrarnos la brillante actuación de dos diosas del cine: Julia Roberts y Natalie Portman, es una historia de amores intensos. Éstos, aunque autodestructivos y dolorosos, son también descarnadamente humanos.Y es que intentar atrapar el amor en un rígido esquema moral, termina por desnaturalizarlo, pues, al igual que la persona, es un tempestad imposible de dominar y de la que sólo nos queda protegernos.El film (hay que verlo para juzgarlo en su real dimensión) propone como la verdad, llevada a su brutal extremo, se torna en una incontrolable fuerza devastadora e hiriente. Cuando Larry le pide a Anna que lo dejé, porque se ha acostado con una prostituta, ella le reprocha despechadamente habérselo dicho, pues lo siente como una humillación.Sin embargo, no sólo en los afectos, la “adicción” a la verdad llega a lastimarnos mortalmente, sino en otras esferas de ese enorme misterio llamado Vida. Es más, supeditar ésta al cumplimiento estricto de un solo valor terminará por convertirnos en seres ultrajados por el sufrimiento y el masoquista sacrificio. Algunos ejemplos nos darán luces. Quien practica la libertad hasta el extremo, terminará ahogándose en su propio egoísmo. Quien hace de la paz su reacción permanente, terminará siendo vejado (Ghandi y Luther King fueron asesinados) por los otros. Quien sólo encuentra sentido en la caridad, terminará mendigando un trozo de pan.¿Será imposible entonces vivir en función de los valores? Pues, afortunadamente no. Se trata de contrapesar y equilibrar unos con otros. Si la frontera de nuestra franqueza es la bondad, no lastimaremos a los demás con verdades triviales y prescindibles. Si el límite de la igualdad es la irrepetible singularidad, no reprimiremos toda expresión de genio artístico. En fin si el borde de nuestro amor (de pareja) es la dignidad, no lo degradaremos ofrendándolo a quien no lo merece.

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