jueves, 8 de octubre de 2009

LA PERTURBADORA BELLEZA


No creo que exista blindaje efectivo contra la belleza (no hablo sólo de la física). Siempre una dulce sonrisa, una hechizante mirada o unos labios sensuales van a perturbar la cotidianeidad de nuestras almas. Es imposible mantenernos indiferentes ante el encanto femenino. Lo que si podemos es domar nuestros impulsos, sin que ésto resulte una nociva represión a la libido. El sentido común y los años son determinantes, en estas lides. Observar, recrearse embobado y luego sonreír recordando a la noble compañera que aguarda por nosotros, o los pequeños que nos recibirán con los brazos abiertos, son motivaciones de una salud afectiva. Sin embargo, como todo en la vida, nada es sencillo, pues de pronto no podemos dejar de pensar en una diosa que encontramos en nuestro devenir y es imposible no fantasear con ella y desear con todas nuestras fuerzas volverla a ver. Es ahí donde se produce un intenso batallar entre nuestros sentidos y nuestra conciencia. Podemos ceder o resistir, pero lo que sí es seguro es que esos momentos son los que nos hacen sentir vivos. En otras palabras el corazón necesita nunca dejar de amar para no morir de aburrimiento

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