jueves, 22 de septiembre de 2011

DYLAN AXEL. EXTERMINADOR DE MELANCOLÍAS

Soy un vampiro de tu paz y de tu alegría Dylan Axel. Misteriosa y mágicamente, comienzo a sentirme bien nada más empezamos a jugar, y para bien o para mal (creo que más para bien) tu energía es inagotable. A veces la media noche nos sorprende matándonos de risa, creando un oasis existencial en medio de mi detestada neurosis. Quizá, una de tus tantas misiones en el mundo sea disciplinarme tiernamente para que me acueste y me levante temprano.
Llegará un día en que, con la adolescencia a cuestas, el implacable desamor y los sinsentidos se llevarán tu fresca inocencia. ¿Cómo podré ayudarte entonces, si no he aprendido a entender mis contradicciones? Lo poco que sé es que desde ahora, más que mi hijo, eres mi pequeño amiguito, y espero lo sigas siendo con el tiempo. Por eso a veces trato de dominar mi angustia cuando te veo temerariamente subir una escalera, pues tendrás que afrontar desafíos y peligros mucho más grandes de adulto. No obstante, me preocupa enormemente que, a mi pesar, veas en mí a tu modelo.  ¿Qué te puedo enseñar Dylan Axel si cuando no estoy dando clases, me encierro en mi mismo? ¿Cómo instruirte, por ejemplo, a ser responsable, si mi vida es un caos donde siempre me encuentro buscando las cosas perdidas en la casa?
De pronto, si un día un libro o un autor te inquietan, podríamos conversar para desentrañar sus misterios.  En el fondo quisiera que busques en Kafka, antes que en Coelho respuestas para la condición humana. Sea lo que fuere, deberás construir tu camino tramo a tramo, y espero que la ineludible melancolía, antes que derribarte, te fortalezca en el,  a ratos difícil, combate por vivir.
Mientras tanto aquí me tienes escribiendo sobre ti para cuando me leas sepas que desde niño eras diestro en procurar sosiego a tu padre. Por lo demás, espero que seas más inteligente que yo para entender que es mucho más sabio reírse de la vida antes que atormentarte por sus sinsabores…

No hay comentarios: