martes, 2 de agosto de 2011

SON LAS TRES DE LA MAÑANA Y EL GALLO NO CANTA...


Son las cuatro de la madrugada y el gallo no canta. Desperté hace una hora, miré a mis pequeños Dylan Axel y Angelina dormir dulcemente, y decidí volver a la compu para escribirte algo. También miré el celular esperando un mensaje, pues tengo la secreta esperanza de que también sueñes conmigo. Pero los mensajes no llegarán, al menos por ahora. No importa. Tómate el tiempo que desees. Quizá es lo mejor. Respecto a mí no debo tomarlo, pues lo tengo claro como el agua. Aunque las cosas son complicadas, vale la pena intentar reconquistarte. Eres de las mujeres que llegan una sola vez para ser amadas. Mientras tanto, seguiré imaginándote y soñándote (si me volviera a dormir en la silla del escritorio). 
Te cuento que anoche, mientras miraba las estrellas desde la azotea,  revisaba el archivo de nuestros recuerdos y escogí uno muy bello. Era cuándo, mitad en juego, mitad en broma, trataba de besarte sin lograrlo y eso te hacía reír a más no poder. Imagínate, si no conseguir besarte era tierno, lo que habría sentido si lo hubiese logrado. Sé que me comprenderás por que te sigo contando estas cosas. Es que no puedo superar esto de quedarme anclado en algunas etapas de mi vida. Pero ya no sufro, sólo un poco de nostalgia me invade, como una caricia en mi loco corazón.     
Qué más puedo decirte. Pues ahora puedo concentrarme mejor y logro contemplarte dormir entre sábanas de seda (eras encantadoramente  exquisita para esas cosas). Quizá no lo recuerdes al despertar, pero tendrás la sensación de una caricia en tus labios. Se trata de la fuerza de mi amor que llega a ti desde lejos. Mientras tanto me seguiré enterneciendo  escribiéndote, y eso me hace feliz. Sucede que el corazón no conoce de estado más maravilloso que sentir que alguien habita amorosamente en sus fibras, aunque ese alguien no pueda (o no quiera) por ahora regalarme el cielo de sus caricias...
Ya lo vez, sigo siendo idealista (y hasta platónico), y rebatiendo a los empiristas que trataron de convencernos que, y cito: "sólo es real todo lo que pasa por los sentidos". Pues se equivocaron, porque  tu voz ha quedado perennizada como celestial música en mis oídos, y tu sonrisa le sigue dando brillo a mis ojos.
Bueno, me despido. Debo volver a la cama, porque, siendo más de las cuatro de la madrugada,  el gallo no canta. Quién sabe sí se olvidó de hacerlo porque también esta soñando con su amada...

No hay comentarios: