viernes, 21 de marzo de 2014

HISTORIA DE CORAZONES

Hacía unos meses habían pintado un gran corazón en el cerro con sus nombres debajo. 
- Nadie podrá borrarlo, pues el lugar es casi inaccesible - dijo ella mientras lo besaba.
- Todos los años, cuando vengamos a la playa, iremos a verlo, y si ya no estuviera, lo volvemos a pintar - enfatizó él.
Y es que verdaderamente pensaban que su amor era indestructible, pues ella se lo había demostrado en situaciones muy duras.
Por ejemplo, cierta vez él había llegado a la playa con toda la resaca de la fiesta de sábado. El dolor de cabeza y el vómito eran insoportables. Sin embargo lejos de generarle rechazo, ella le consiguió una sal de andrews con aspirinas para que tome. Lo sostuvo en sus brazos mientras le ponía paños de agua fría en la cabeza. Se durmió una media hora y se despertó un poco aliviado. Ella lo seguía abrazando y no tuvo reparos en besarle en la boca, mientra sus amigos (disimuladamente) hacían gestos de repudio. Lo trataba como a un bebé, y esos engreimientos hacían que él llegue a pensar que nunca dejaría de amarlo...
Hay un punto negro (varios puntos negros en la historia). El no supo qué es lo que realmente la hizo cambiar. No había hecho caso de los comentarios de que había un muchacho que la estaba enamorando. Quizá, masoquistamente, deseaba sumergirse en la auto compasión de los celos. El hecho es que un domingo no quiso ir a la playa, sólo para ponerla a prueba. Pensaba que ella tampoco iría, pero se equivocó. No sólo fue, sino que estuvo paseando con el muchacho aquel. Cuando se enteró se sintió destrozado. Experimentó aquello del "amor y odio" que había escuchado en una vieja canción. En ese vendaval de sentimientos quiso matarse, pero le faltó valor para arrojarse a las ruedas de un carro , y así hacerla sufrir. No obstante la buscó, le suplicó, se humilló ante ella hasta lograr que regrese. Pero se engañó a sí mismo. Ella era dueña de la situación. Le era infiel, pero luego lo seducía. Conocía muy bien sus debilidades y le entregaba lo que sabía que él más deseaba. Pero algo se había roto en el alma y seguía doliendo. Luego de los momentos de pasión él volvía a odiarla por haberlo echado a perder todo, y terminaban separados nuevamente, hasta que el la buscaba sólo porque la deseaba, lo cual iba convirtiendo su vida en un infierno. Pero no era capaz de dar el último paso. Llegó a maldecir la debilidad de su piel incapaz de vivir sin sus caricias.
Una mañana se marchó solo a la playa miró el lugar donde aún permanecía el corazón de ambos. Primero maldijo su destino y lloró amargamente. Luego suplicó con todas sus fuerzas a Dios que lo ayude a olvidarla. El cambio demoró aún algunos días. Pero poco a poco la iba necesitando menos. Hasta que por fin lo consiguió. Ni siquiera se lo comunicó. Le bastaba largamente sentirse liberado de tan enfermizo amor. Para demostrase a sí mismo que ya lo había superado, volvió a la playa. Recorrió los lugares donde se amaron juntos, y sólo sintió una tenue nostalgia que ya no lastimaba. Miró el gran corazón, y fue cuando subió el mismo a borrarlo por completo. Ese fue el signo de que su amor era historia.

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