viernes, 21 de marzo de 2014

LECCIONES DE TERNURA

Angelinita me mira
y sus ojitos me dicen
"soy la soberana de tu corazón". 
Ríe con tierna locura, 
y al otro rato me abraza.
Descubro de pronto preocupado
que el entorno se trivializa, 
pues angelicalmente acapara,
el encanto de la pureza filial, 
que es el rostro más bello
de la más honda felicidad...
Angelinita ha descubierto, 
pues los niños cerca de Dios están, 
que soy un consumidor ávido 
de sus juguetones afectos,
y con sus manitas se lleva,
la malvada melancolía 
que acosa mi soledad. 
De tarde cuando del trabajo salgo, 
prisa tengo por llegar
para de nuevo nutrirme
del milagro de su bondad...
Angelinita un día,
grande se tornará, 
y seguramente a otros solitarios, 
su encanto regalará. 
Entonces, miraré en retrospectiva, 
y la nostalgia me inundará. 
Quién sabe si en ese momento, 
en el puro pasado viviré, 
añorando a la niña Angelina, 
que hoy a celestiales raudales,
me regala felicidad...

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