miércoles, 19 de marzo de 2014

LIBERACIÓN

La contemplo mientras se marcha a una fiesta con sus amigas. Viste un breve y colorido traje que se ciñe a su figura. Entre risas y música a alto volumen abordan la lujosa camioneta que las llevará al evento. De pronto repara de mi presencia y viene corriendo a mí. Sabe que estoy enojado, pues la fiesta será costeada con el dinero que le di para pagar la matrícula de la universidad (pues yo trabajo y ella aún no). - Si tú quieres no voy a la fiesta - me dice consciente de que tiene el control de la situación por aquello de "es más débil quien más ama". - Ve con tus amigas. Total, ya me acostumbré a esperar los breves momentos de tiempo libre que te quedan - le digo con la hiriente convicción de que ya no estoy en condiciones de exigir nada. Ella por su parte sólo atina a susurrarme con su más dulce voz, - Cuando regrese te recompensaré todo lo que te mereces. Se pones en punta de pies para despedirse con un beso...
Camino por la calle por casi dos horas, sólo dejándome llevar por mis pasos. Por una especie de inercia llego a la calle rosa donde alguna chicas se acercan a ofrecer sus servicios. Elijo a la de mejor sonrisa y le pago para que me acompañe toda la noche. Nos marchamos a un hotel, pero por esa intuición maternal de las mujeres, se percata de que estoy triste. Entonces conversamos largamente y miramos una película como dos viejos amigos. Me cuenta que tiene dos hijas gemelas, las cuales nacieron cuando ella apenas tenía quince años. La convenzo para ir a verlas, previa compra de regalos. Apresurados logramos alcanzar las últimas tiendas aún abiertas y comprar algo lindo para sus adolescentes gemelas. Me presenta como un antiguo amigo suyo, e inmediatamente me gano su confianza, a tal punto que armamos una pequeña y alegre tertulia familiar. Tomamos unas copas de vino. Esa madrugada me siento inusualmente reconfortado. Tengo una nueva y buena amiga, y dos nuevas y juveniles "hijas". Es mucho más de lo que puedo merecer. Apenas me acuerdo de la chica de traje ceñido que me dejó por irse a celebrar. He decidido ya no depender de ella. Me marcho a casa seguro de que comienza una nueva etapa en mi vida, y quizá será la mejor de los últimos tiempos...

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